viernes, 19 de junio de 2015

MI IRONMAN DE LANZAROTE 2015

Cuando en agosto del verano pasado, después del nefasto Ironman de Zurich, me puse a buscar algo para éste, con el ansia que nos entra de querer buscar uno lo antes posible ya que quedaban pocos al que poder inscribirte. El único que me vino a la cabeza fué Lanzarote, lo tenía cerca, en una buena fecha, con tiempo para prepararme medianamente en condiciones y tenía claro que iría sólo, a concentrarme en la prueba y poder dar todo lo que pudiera. Pero muy lejos de la realidad, ya he aprendido que cuanto más te obsesiones con una competición, mayor serán los obstáculos que tengas que pasar.

La temporada empezaba mejor que nunca, corriendo a pie que ni yo mismo me lo creía, haciendo muy buenas carreras por montaña y terminando el año con una victoria incluso en la CxM de Pujerra, aunque hubiera poquito nivel, pero las sensaciones fueron espectaculares. Ya cuando disponía a empezar a meter bici en enero, a centrarme en la preparación para la larga distancia, a poner como se dice el MODO IM ON, llegó una pubalgia que me tuvo fuera de juego casi 12 semanas y que me dejó sin poder correr hasta la semana -4. En aquel entonces me pregunté si en 7 semanas se podía preparar un Lanzarote, con alguna salida de 100km en bici y tiradas a pie que no pasaban de los 50' continuos. Bueno, vamos y nos presentamos allí para que pase lo que tenga que pasar

Al final como siempre, decido llevarme a la familia para que disfruten del viaje, ver aquello los días previos y asi aprovecho para ver el circuito en bici con el coche. Lo bueno que tiene Lanzarote es que al ser tan pequeña, sólo visitando las zonas más importantes estas haciendo el circuito de bici, aprovechas para visualizarte y vivir desde fuera lo que sufrirían las piernas dos días después. Así que de turismo visitamos casi todos los rinconcitos de una isla que, si no fuera por el infernal viento, a mi me ha encantado.
 los típicos camellos de Montañas de Fuego
 El que venga a lanzarote y no se haga la foto con el diablo...
 De excursión en Timanfaya
 Mirador del Rio
 Con unas vistas espectaculares a la isla de la Graciosa
 Cueva de los Verdes
 Esto no tiene explicación jeje mis viajeros
 Jameos del agua
 Aquí si es lugar para sentarte y disfrutar del sonido ambiente
 Parque Zoológico Rancho Texas, visita obligatoria de cualquier zoo allá donde vamos
 Los hervideros del Golfo, un sitio que parece sacado de una película de terror
Con la sufridora...

Y con tanta excursión llegamos al día previo, muchos nervios, el que no los tenga es que está mintiendo como un bellaco, la distancia siempre da respeto, desde el que lo va a competir hasta el que lo va a disfrutar. El día se pasa volando, recoges tu bici, pasas el check In, intentas no mirar a nadie porque sólo encuentras postureo, gente finísima, venas en las piernas, concentración, el miedo se huele en el ambiente, uno quiere aparentar serenidad pero por dentro estás como un flan, ya entiendes el porqué te tiempla la mano cuando estás colocando los geles en el cuadro de la bicicleta, te centras en aprenderte la zona de transición, recordar tu número y visualizarte al día siguiente en ese mismo lugar pero en unas condiciones totalmente diferentes... en fin, como viene siendo habitual, esa noche no duermes...

4:15 AM, no da tiempo a que suene el despertador, ya estoy con los ojos como platos, comienza el ritual, desayuno ligero a base de tostadas con mermelada, un café con leche y 4 galletas integrales, recoges tu mochila, miras a tus niños y les das un beso mientras ves como duermen, miras a la sufridora, como una madre te dice un "ten cuidado" y nos vemos en meta, pase lo que pase allí nos veremos...

Con tranquilidad y con todo el tiempo del mundo llego a la zona de boxes, la riqueza de olores que allí se puede encontrar uno no tiene desperdicio: los hay que huelen a perro muerto, a sudor fruto del nerviosismo, a reflex, a cremas calentadoras, a colonia los más campeones, a neumático, a barritas energéticas, todo ello unido con el salitre del mar que se suspende en el ambiente y embriaga tu pituitaria, momentos que hay que vivirlos porque aunque nos ponen la piel de gallina hay que reconocer que nos encanta...

Ultimo vistazo a que todo esté en su sitio, neopreno puesto, te mojas un poco para probar el agua y a la linea de salida... te da tiempo para respirar profundo, para dar marcha atrás en el tiempo y con una sonrisa en la cara dices en voz baja un Después de todo lo que he pasado, aquí estoy. Y esa sonrisa que marca tu cara se transforma en la seriedad más absoluta cuando comienza la cuenta atrás y te sientes un animal que entra en el matadero, se acabó el pensar, toca demostrar.

EL SECTOR DE NATACIÓN comienza con una de las peores batallas campales que haya vivido dentro del agua, 150 metros de golpes, agarrones, arañazos, patadas y puñetazos que te van subiendo el pulso hasta agotarte si no eres listo y te sales del lugar, aunque nades más metros te abres a la derecha y después de esa primera boya ya puedes nadar más agusto, cómodo, poner tu rítmo de crucero estable y dejar que el tiempo pase muy rápidamente mientras observas las aguas cristalinas de puerto del carmen, sus peces, tus brazos deslizando y realmente disfrutando quizás del mejor momento que existe en este tipo de pruebas, cuando vas sobrado de fuerzas. Entre unas cosas y otras pongo el pie a tierra, mi reloj marca 1h03'. 

 Tras una larga transición y la espectacular atención de los voluntarios que te ayudan a sacar tus cosas de la bolsa, te ponen crema solar por todo el cuerpo y te miman muchísimo, nos ponemos el casco y a volar a por tu bici que te está esperando...
Salida de T1 a por la bici

Al subirte en la bicicleta y recorrer 3km por puerto del carmen hasta salir a la carretera general te das cuenta del horror de día que te espera encima de las dos ruedas, palmeras horizontales a lo lejos, un viento infernal que hizo daño, muchísimo daño, perjudicó todos los participantes y añadió ese plus de dureza que ya de por sí tiene la prueba para convertirla en un verdadero infierno.
empieza el jaleo

Personalmente tenía el circuito bien memorizado, con una chuleta en el cuadro de la bici donde tenía grabados los puntos de avituallamientos, los puertos, las bajadas, cuando pegaba el viento a favor, cuando en contra... pero los primeros 20 km son un infierno de viento lateral, no puedes acoplarte, el viento te manda de un lado a otro de la carretera a sus anchas y te avisa de que o estas atento o te vas al suelo tan rápido como pestañeas. Empiezan a pasarte los primeros aviones, los primeros brutos sobre las dos ruedas, algunos acoplados son tirados al suelo por el viento, otros van volcados y luchando por mantener el equilibrio, tú vas pendiente de alimentarte bien y que no te falta bebida nunca, intentando meter a cada hora un gel, una barrita y un bote de agua... por ahora a la perfección.

Pasamos Yaiza y tras una bajada rapidísima a más de 60 por hora llegamos al Golfo, los hervideros y subimos rápidamente a Timanfaya con un viento en contra que apenas te deja ver el 2 en las decenas de tu cuentakilómetros, todavía vas con muchas fuerzas y sabes que debes regular, estamos en el kilómetro 50 y esto aún no ha empezado... Desde la zona del tinajo después de bajar vertiginosamente y pasar por la puerta del club la santa, enfilamos una pequeña zona de toboganes muy desprotegidos del viento hasta llegar a famara, llena de surfistas y animadores que te alentan, te dan agua, platanos, barritas. sabes que ahora empieza lo bueno... 

Con un viento a favor considerable subes a teguise, giras a la izquierda y el viento te da su saludo a modo de puñetazo de dejarte clavado... sabes que empiezas a subir el primer mirador de los Valles, así que marcheta que no te deje clavado, aprovechas para beber y comer bien y encaras la primera subida infernal con el viento. Hace frio, te estas adentrando en mordor y estás totalmente desprotegido de sus violentas ráfagas de aire que te van mermando poco a poco, pasas a algun corredor pero te pasan a su vez otros, ese intercambio de posiciones, ese baile continuo encima de la bicicleta te va dejando sin fuerzas hasta que por fín logras coronar el mirador de Haria y enfilas esa bajada preciosa pero peligrosísima de curvas cerradas donde la tónica es siempre la misma, frenar y acelerar... una vez abajo te adentras en un pueblecito donde vea a la gente de tapas, comiendo en las terracitas disfrutando del día deportivo del año, te animan, te aplauden, algunos gritan tu nombre, los niños quieren que les tires los botellines, un ambiente realmente espectacular.

La siguiente subida al Mirador del Rio es para mi la primera crisis del día, comienzan a flaquear las fuerzas y empiezan a tirar los riñones debido a las fastidiosas rampas donde el aire te pega de lleno y la velocidad apenas llega a los 10 Km/h. Lo único que puede hacer olvidarte de ese calvario son las hermosas vistas hacia la isla de la graciosa que realmente merecen la pena. Intento sobreponerme a las circunstancias y buscar de nuevo buenas sensaciones, entre pitos y flautas conseguimos coronar el puerto, hacer aguas menores y empezar una espeluznante bajada super complicada con el huracán en la espalda y donde se cogen velocidades de casi 80 por hora sin pedalear... realmente pase mucho miedo sobre todo viendo a triatletas fuera de carretera debido a las caídas, puesto que girabas y recibías un golpe de aire de lateral que te ponía los cataplines de corbata.
Coronando el mirador del Rio con penurias

A partir de ahí el terreno se vuelve favorable, aunque vas subiendo desde Arrieta hasta Tahiche, el aire ayuda bastante a que puedas pedalear cómodo y fluido, había leído que si uno llegaba con ganas a estas alturas podías ganas bastante, y es cierto, la gente empieza a caer, los aviones que te pasaban caían y a su vez te pasaban los más fuertes y reguladores de sus fuerzas. Ahora lo realmente importante es mantenerte firme y seguir comiendo y bebiendo bien, el tiempo cambia radicalmente y ahora hace calor, comienza a entrar sangre en las piernas y pienso que ya solo me falta el último escollo antes de disfrutar del camino a la T2, NAZARET... de buenas a primeras giras a la derecha y encaras un falso llano que te lleva a dicho pueblo con el huracán en contra, pegándote en la cara y haciéndote volver de nuevo a pasarlo muy mal, no haces más que escuchar al personal quejándose y cagándose en el puñetero viento y la madre que lo trajo... me rio y durante un rato charlamos David Márquez y yo sobre el asco de día que estamos viviendo, llegamos a la conclusión de que nos vemos en meta pase lo que pase y por fín llegamos a coronar y enfilar los últimos 20 kilómetros de asfalto malísimo, muy bacheado, pero con viento de culo y cogiendo unas velocidades muy altas. Ahora solo falta concentrarse en no caerse, beber, comer bien y llegar por fin a la T2; que larguito se me ha hecho esto por dios...












Ya estamos en la T2, sueltas la bicicleta y de nuevo tus piernas te recuerdan que estás en un Ironman, esa sensación que solo puedes experimentar cuando haces uno y que por mucho que quieras en los entrenamientos no puedes llegar a sentir. Tu cuerpo pesa 30 veces más de lo normal, las patas las tienes como dos bloques de hormigón y te preguntas cómo cojones vas a poder correr así, pero al ver a la familia esperándote detrás de las vallas, ver como tus nenes te animan y tu mujer te pregunta si estás bien, lo único que puedes contestar es que sí levantando el pulgar y cargas las baterías de nuevo para la aventura. Cogemos las bolsas, te vuelven a poner crema por todo el cuerpo, calcetines nuevos, gorra, gafas y al ataque.


Como no sabía ni que ritmo, ni como afrontar la maratón puesto que no había entrenado nada de carrera en condiciones estos meses, puesto que al poner el pie a tierra ya me dió un aviso de que la molestia estaba ahí y tenía que correr con ella, puesto que en regular estaba el truco y sabiendo que si me ponía a andar la carrera iba a ser muy muy larga, tomo la decisión de parar en todos, absolutamente todos los avituallamientos de carrera, aunque fueran 30" para beber, pero al menos dividiendo el todo, cada una de las partes serían metas a conseguir.

Por ahí todo muy bien hasta el kilómetro 7 donde me empieza a doler el estomago, mucho, me paro, ando un par de minutos (creo) y busco un lugar donde poder evacuar aguas mayores aprovechando las esponjas que te daban en los avituallamientos, ese espacio de tiempo desde que busco hasta que hallo se me hace eterno, cuando por fín logro soltar todo lo que tengo dentro de mí el dolor cesa y puedo seguir con mi estrategia, rápidamente y llevando la estrategia de 1 avituallamiento agua y gel, 1 avituallamiento cocacola y agua, se me pasan los primeros 22 Km casi sin pensarlo, disfrutando de la carrera.


Ahora solo quedan 2 vueltas de 10 Km y todo va sobre el plan, la gente anima, te sientes arropado por los colegas que te cruzas y te dan ánimos al igual que tú se lo deseas a ellos, buscas a amigos a los que al verlos te dan un subidón que te hace arrear durante un rato, piensas en aquella canción que te gusta y llevas el compás durante otro rato, buscas entretenerte y ponerte pequeñas metas, hasta ahí, hasta el cruce, hasta coger a este, hasta el avituallamiento, etc... hasta que llegue bruno y te de con el mazo bien fuerte... Kilómetro 35...
quizás una de las fotos que mejor muestra la jartura de un Ironman....

Aquí ya no valen ni geles, ni coca cola, ni agua, ni barritas, ni cafeina ni nada que puedas meterte en el cuerpo, te quedan sólo 7Km y aunque está aquí al lado, se te va a hacer muy largo. Las piernas ya no puedes controlarlas, son ellas las que marcan el rítmo, pasito a pasito, sin dejar de correr. No pares, me digo siempre, hasta el avituallamiento y descansas un poquito. Arrancas de nuevo y cada paso te parece un mundo, pasas a gente que va muerta, te pasa gente que pensará lo mismo de tí, aquí ya no vale nada más que lo que mande tu coco, si quieres avanzar, avanzarás, si te ordena parar, te pararás, pero tú lucharás por que sea lo primero, por la gente que está esperando que llegues para quedarse tranquila, por la gente que te está esperando en meta, por cada uno de los que el día anterior me mandó un mensaje, una llamada, una muestra de ánimo, por tí, por todos tus compañeros y sobre todo por tí primero...

Y por fín estás ahí, te da el subidón, hueles a meta, ese último kilómetro que ya he saboreado 3 veces y que ojalá sean muchas más, ese momento que no puedes explicar con palabras y que donde una imagen vale más que mil palabras. Cuando ya no ves nada, de pronto los ves a ellos, entran contigo, te acompañan, te animan, disfrutan del momento, este año no lloras chaval y si lo haces que sea por dentro, te has marcado un señor carrerón... este es tu momento de nuevo y no te lo quita nadie...

 YOU
 ARE
 AN
 IRONMAN

La mejor entrada a meta que he vivido hasta ahora, gracias a mis peques y a mi sufridora por haberla compartido conmigo...













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